“Tú eres tu peor enemigo@. Pierdes tiempo precioso soñando en el futuro en lugar de ocuparte del presente. Como nada te parece urgente, sólo te involucras a medias en lo que haces. La única manera de cambiar es mediante la acción y la presión externa. Ponte en situaciones en las que tengas demasiado en juego como para perder tienpo o recursos; si no puedes permitirte perder, no perderás. Corta tus lazos con el pasado; entra en territorio desconocido, donde debes depender de tu ingenio y energía para salir del apuro. Ponte en el campo de la muerte, con la espalda contra la pared y donde tengas que pelear como un demonio para salir vivo@.”
Había un hombre que yacía en su camastro y tuvo un sueño de temor; soño que moría. En el Sueño, hacía esfuerzos por ganarle la carrera a un jinete. A distancia podía oír los cascos del caballo. Pero aunque se esforzaba, no se podía mover y los cascos se acercaban más y más.
Desesperadamente trató de gritar para conservar la vida, pero en el sueño no se podía mover y los cascos de los caballos producían fuego al chocar con las rocas y hacían temblar la tierra. Sentía pánico, y soñó que su muerte estaba a sólo unos metros de distancia.
En medio de su desesperación para correr , no se percató del sol o del viento que movía su cabello. Pasó por alto la tierra, la dulce tierra que estaba debajo de sus pies. Y mientras soñaba que la muerte se le acercaba cada vez más, el invierno se convertía en primavera y la desnudez del gran roble y sus largos y sinuosos dedos de yermas ramas promtían la esperanza de la primavera.